miércoles, 5 de noviembre de 2008

Pensamiento económico Bajo Medieval: la escolástica y sus interpretaciones.



En la Baja Edad Media, los planteamientos económicos no se realizaban desde la óptica de unos individuos que hubieran recibido una preparación concreta en la materia, y más allá, sus disertaciones económicas se inscribían en unos pocos capítulos -cuanto más- sino solo unas páginas de sus escritos.

Así mismo, el enfoque concreto de estos intelectuales europeos - escolásticos- se proyectaba desde planteamientos éticos y moralistas. De esta forma, algunos ámbitos de la práctica económica no eran abordados. Los temas económicos discutidos solían enmarcarse dentro de un marco del derecho contractual -derivado en gran medida del Derecho Romano-. En definitiva, de cada tipo de contrato surgía una reflexión; el emptio-venditio (compra-venta) redundaría en una discusión sobre el justo precio, o el mutuum (préstamo sin cobro de intereses) que provocaría la meditación sobre los préstamos ilícitos -cobro de intereses- como usura.

Cuando el concepto económico era analizado, se desprendía del escrito la misma pregunta, ¿es lícita tal o cual práctica? Desde aquí se postulaban ideas que pretendían influir en la conducta de los individuos que operaban en la práctica examinada. Era –siempre con excepciones- una corriente que se preocupaba por los asuntos microeconómicos, esto es, se analiza el funcionamiento de la economía desde la representación de la conducta del agente individual. Valgan como ejemplo los estudios sobre los precios –relativos-, el justo precio; a la escolástica le preocupaba primordialmente no cómo se formaban los susodichos precios, sino si el precio del bien en cuestión –ya fuera de mercado o legalmente impuesto- era justo.

Debe sin duda esclarecerse que no nos encontramos ante un pensamiento uniforme. En la Iglesia de la baja Edad Media confluían una suerte de tendencias diversas, dada la multiplicidad de órdenes eclesiásticas. Esto es, no existía un pensamiento escolástico único. Como muestra las interpretaciones sobre el justo precio. Santo Tomás parece inclinarse por una teoría de mercado competitivo, mientas que Duns Escoto defiende una teoría basada en los costes de producción más una compensación por el riesgo, y el nominalista alemán Heinrich von Langenstein considera que el precio demandado por un bien debe reflejar la situación social igualmente del vendedor y del comprador -el precio justo es el que mantiene el statu quo social-. De igual forma puede considerarse el tratamiento de la usura , de la que se parte de una estricta inflexibilidad en su negación a posturas más laxas, gracias a la introducción de planteamientos como el lucro cesante.

Uno de los representantes de la escolástica más reconocidos es Santo Tomás de Aquino (1224-1274). Teólogo dominico italiano, discípulo de Alberto Magno en París. Autor tremendamente prolífico, una de sus obras más sublimes es la Summa Theologica -compendio de toda la teología cristiana de su tiempo-. Esta obra fue punto de referencia para la corriente escolástica conocida como Escuela de Salamanca. En materia económica, se le supone la primera teorización sobre los problemas del monopolio -que alteraban el precio justo de las mercaderías-. Así mismo, calificaría el cobro de intereses -usura- como una práctica perversa, que debía estar perseguida por la ley civil y religiosa. Ambas cuestiones se encuentran en la llamada Secunda Secundae -la segunda parte del segundo volumen de su Summa-.

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