jueves, 11 de diciembre de 2008

Adam Smith; teoría económica I. El análisis del valor

La tasación del valor de las cosas es un tema que ya en la antigüedad preocupaba a los filósofos e intelectuales. La estimación de que el objeto poseía un valor en si mismo y otro cuando se intercambia también se formuló originariamente. Estas investigaciones eran fruto de la observación; determinados útiles que eran muy necesarios –valor de uso- para el ser humano, como el agua, tenían sin embargo un escaso valor en el intercambio (mercado) –valor de cambio-, sobre todo si se comparaba con otros objetos, como los diamantes. Estos últimos tenían un escaso valor vital para el ser humano, pero su intercambio provocaba pingües ganancias a su propietario.

Smith continuaba pues una larga tradición de estudio sobre el valor aportando una teoría que ha resuelto ser algo ambigua. Aun así su aportación en este sentido es notoria. Partía el autor de la premisa de que un requisito previo para que una mercancía tuviese valor es que fuese el resultado del trabajo humano. De esta forma, el valor de un bien se medía en unidades de trabajo; el valor de cambio de un objeto se determinada también por el “trabajo exigido” de este hacia un posible comprador.

Desde aquí se presenta pronto la idea de que un objeto puede –y de hecho suele- no coincidir en sus valores de trabajo (necesario para elaborarlo y exigido para comprarlo). Smith se defendía de esta cuestión mientras continuaba su disertación. Admitía que esta idea solo sería viable –como axioma- en sociedades primitivas en las que no existía otro factor de producción que el trabajo. Ahora bien, en su período y ya desde mucho antes existían otros factores como la tierra o el capital que se adherían al factor trabajo para redundar en el valor final de un bien.

Como hemos citado, mientras el producto sea el resultado exclusivo del trabajo, la equivalencia entre valores es más sencilla, pero la aparición de los terratenientes y de los capitalistas modifica este hecho. Al salario (retribución del factor trabajo) se le suman los beneficios y las rentas de la tierra para conformar el valor del bien. Esta es quizá, de todas las interpretaciones que se han realizado sobre el tema del valor smithiano, la más acertada, denominada teoría del coste de producción -vista en clase-.

Entonces se plantea Smith el problema de la evaluación del trabajo. La conclusión a la que llegó fue que el trabajo tampoco podía medirse en unas unidades homogéneas, pues existen, por ejemplo, trabajos más intensivos que otros, por mismas horas dedicadas. Por esto, una teoría basada en la suma de trabajo, beneficio y renta para explicar el valor, no era válida. Acertó así Smith a determinar, en vez de trabajo, el salario, como factor a incorporar a la renta y al beneficio. Al fin y al cabo, el autor entendía que los salarios iban parejos a la tasación de la unidad de trabajo.

Bibliografía

Perdices de Blas, L.; “Historia del pensamiento económico”, Ed. Síntesis, Madrid.

Screpanti, E. y Zamagni, S.; “Panorama de historia del pensamiento económico”, traducción de Ramos, F.J., Ed. Ariel Economía. Barcelona 1997.



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